Vamos a la pescadería y la persona que nos atiende mete el ticket de la compra dentro de la bolsa donde están las merluzas que hemos comprado. Un gesto que probablemente todos hemos vivido y con el que el catedrático de Radiología en la Universidad de Granada, Nicolás Olea, se lleva las manos a la cabeza porque el papel con el que se elabora la mayor parte de los recibos contiene un elemento dañino para la salud y el medio ambiente: el bisfenol A (BPA), una sustancia que afecta sobre todo a las mujeres embarazadas ya que puede provocar, entre otras cosas, malformaciones en los fetos y contaminar las partidas de papel reciclado.
"Es un disruptor endocrino (que afecta al equilibrio hormonal) primo del dietilestilbestrol (DES), un compuesto que se utilizó durante los años 50 para tratar a mujeres embarazadas en riesgo de sufrir aborto y que se dejó de usar porque se descubrió que causaba cáncer", explica Olea. El BPA, mientras tanto, "se limitó al ambito industrial para sintetizar plásticos, pasando desapercibidas sus consecuencias", asegura el experto. Al menos hasta el año 1995, cuando Olea y su equipo publicaron un estudio en el que concluían que las latas de alimentos en conserva contenían este químico en su interior.
Estos son los dos primeros párrafos de un artículo publicado en el periódico El País.
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